MIS INICIOS COMO NATURALISTA. UNA ENTRADA DE RECUERDOS.

¡Muy buenas!
El otro día buscando información en internet llegué a leer el nombre de un veterinario ligado a mi infancia: Miguel del Pino. Le recuerdo de escucharlo en la radio, y recuerdo también que al final de su programa hacía un pequeño acertijo en el que los niños podíamos llamar para acertar al animal pidiendo una pequeña pista. En su momento yo gané un premio al acertar uno de esos acertijos de su programa: el animal era el camaleón, la pista fue el movimiento de sus ojos y el regalo un magnífico comedero de pájaros tipo tolva para el jardín.
Recuerdo haber colgado ese comedero en el corral de nuestra casa en Pinseque. Entonces debía de tener yo unos 11 años, y recuerdo levantarme allá a las 07:00 de la mañana para observar a los pájaros. ¡Con 11 años!
Recuerdo que una vez se cayó al corral un pequeño gorrión que aún no sabía volar. Yo, todo voluntarioso, lo cogí con un cazamariposas y lo coloqué sobre el comedero para que comiera algo. El caso es que el pobre bicho estaba en estado de shock e intentó huir, con tal mala suerte que se cayó al suelo hacia atrás y se rompió la columna quedándose inmóvil y piando. Yo entré llorando a la cocina buscando a mi madre, con mucho sentimiento pues únicamente quería ayudar al pajarillo y lo había dejado tretrapléjico. Mi madre se acercó con una pala de playa de plástico de mi hermano, recogíó el pajarillo con ella y lo lanzó por encima del muro del corral a los campos que habían. La mirada de horror hacia mi madre debió ser importante... más aún cuando el comentario de ella fue "algún gato se lo comerá".
Volviendo a las observaciones ornitológicas de cuando era niño, empalmé el recuerdo de las cigüeñas del mismo pueblo: La habitación de mi hermano daba al campanario, y allí me iba yo de vez en cuando con los prismáticos a observarlas, haciendo anotaciones en un cuaderno de campo. Allí aprendí su postura de cortejo y el palmoteo que emiten...

La verdad es que aquél pueblo daba juego: en los campos veía avefrías, aprendí el sonido de la tórtola turca, capturaba ranas en las acequias para estudiarlas, lagartijas en el corral, mariposas... recuerdo también irme a un campo de alfalfa donde había al lado unos chopos en los que criaba una pareja de cernícalos y yo me iba allí a observarlos... Buscaba lechuzas, echaba hormigas en telas de araña para ver cómo las arañas predaban sobre ellas, inmovilizándolas y envolviéndolas en su fino hilo para almacenarlas..
Lo cierto es que era un niño en un pueblo de los de antes, rodeado de campos, y con una infancia en la que todavía podía desplazarme con bicicleta con una seguridad que ahora ya no hay, con lo que vivía el campo muy de cerca y con muchas ganas de aprender.

Y un buen año, no se cómo ni porqué, mis padres me regalaron este libro:


Ese libro es el que me abrió la puerta al aprendizaje, a la documentación de todo aquello que hasta ahora sólo sabía por observaciones directas...

Ese libro me inició en la botánica, me enseñó de medio ambiente, como moverme por el bosque, como encontrar animales, setas, flores, como aprovechar y utilizar la madera, como interpretar los paisajes o el cielo, como utilizar materiales,.. Eso, unido a empezar a veranear en Bronchales y poder llevar a la práctica todo lo que ponía en él, me abrió la puerta a la naturaleza de una forma educativa, entusiasta, práctica y documentada que me permitió aprender todavía más, acercarme al campo, al monte, con un gusanillo que a día de hoy mantengo.

Posteriormente empecé a comprarme más y más libros de animales (un día colgaré aquí los libros de naturaleza de mi infancia), cada vez más de aves, de mamíferos... hasta tener una biblioteca increíble para un niño de esa edad.

Me gustaría poder poner más recuerdos, obviamente hay muchos, pero por hoy me despido con algunas fotos del interior del libro que os he comentado y que, diria yo, el que más me ha influído en mi vida.











¡Un saludo y gracias por leerme! ¡Hasta el Jueves que viene!

Comentarios

  1. Te leo y me reconozco en ese amor temprano por los animales, en esa ilusión cada vez que mi padre me traía un libro nuevo, en esa avidez por aprender. Yo recuerdo haber tomado apuntes cuando emitían los programas de Félix Rodríguez de la Fuente, y como tú, todavía conservo muchos de los libros sobre la Naturaleza de mi infancia.
    Un saludo, amigo.

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