¡Hola a todos!
Dentro de lo que es el mundo de la Naturaleza una de las cosas que más me han llamado siempre es la dispersión de los seres vivos. Me resultan extremadamente interesantes, así como sus consecuencias: estrategias, nuevas colonizaciones, conexión entre poblaciones, variabilidad genética... Además en España siempre está el debate de cuánto de realidad hay de herencia genética de los árabes cuando poblaron la Península Ibérica, hasta qué punto afectó el mercadeo con Fenicios o el protagonismo de los Vikingos en nuestra geografía.
Buscando información al respecto encontré esta entrada de Jesús González Fonseca en su blog "Sólo sé que no se nada" y como me pareció una entrada impecable y súper completa le pedía permiso para compartirla yo también como entrada en mi blog. Así pues, lo primero que quiero hacer, es agradecerle públicamente que me diera permiso para ello.
La entrada, interesantísima y con la cual se pueden ver algunos puntos como los que he comentado anteriormente, dice así:
La distribución de los haplogrupos ancestrales refuerzan la teoría del origen de los humanos modernos en el África subsahariana y permiten trazar en forma aproximada las migraciones humanas prehistóricas a partir de África y la sucesiva colonización del resto del mundo.

Si analizamos el mapa genético de Europa, por vía paterna (halogrupos del cromosoma Y), de forma más exhaustiva podemos dividir a la población europea en seis grandes grupos, siempre desde el punto de vista genético.
Europa Occidental (color rojo)
Predomio del halogrupo R1b, ese halogrupo se encuentra presente en la mayoría de los irlandeses, galeses, escoceses, franceses, belgas, españoles, portugueses, ingleses del oeste, holandeses del sur, austríacos del oeste, italianos del norte (valle del Po) y alemanes del sur. Actualmente también es frecuente entre los habitantes de América y Oceanía, debido a la emigración.
En realidad el R1b es el haplogrupo más común en Europa occidental, llegando a más del 80% de la población en Irlanda, las tierras altas escocesas, en el oeste de Gales, la franja atlántica de Francia y el País Vasco. Se asocia tradicionalmente con el hombre de Cromagnon, quienes fueron los primeros humanos modernos en entrar a Europa; de tal manera que los europeos de las costas del Atlántico con mayor frecuencia de R1b, conservarían el linaje de los primeros pobladores de Europa.
Europa Septentrional (color verde agua)
Predominio del halogrupo I1 (nórdico o germánico), este halogrupo se encuentra presente en la mayoría de los noruegos, suecos, daneses, finlandeses, islandeses, alemanes del norte, ingleses del este y holandeses.
Típico de los pueblos escandinavos como Noruega, Suecia, Dinamarca y oeste de Finlandia; moderadamente en Rusia, países bálticos y en todo Europa oriental. Se encuentra principalmente en Escandinavia, el norte de Alemania, Holanda y la región oriental de Inglaterra. Asociado con el origen étnico nórdico, que se encuentra en todos los lugares invadidos por las antiguas tribus germánicas y los vikingos.
Europa del Este (color amarillo)
Predominio del halogrupo R1a (eslavo). Sobre la base de datos arqueológicos, lingüísticos y genéticos, es posible decir que los nómadas pastores que vivían en las estepas del norte de Rusia y el bosque-estepa hace 5.000 años son los portadores originarios de este linaje.
Es mayoritario en Europa del Este, especialmente entre los eslavos del norte, predominante en polacos, ucranianos, rusos, bielorrusos, y en menor medida en eslovacos, checos, austriacos del este, húngaros y croatas.
los finlandeses, estonios, rusos del norte y en gran parte de los letones y los lituanos. Se considera que está relacionado con la expansión de las lenguas urálicas y se encuentra disperso principalmente en lo que fue la parte norte del territorio de la Unión Soviética, en Finlandia y en menor proporción en el Extremo Oriente.
Predominio del halogrupo I2a (dinárico o eslavo del sur) es mayoritario en las poblaciones de habla eslava de la península de los Balcanes (serbios, croatas) y también tiene presencia entre los búlgaros y rumanos.
Predominiodel halogrupo J1 y J2. El J1 es muy frecuente en la península arábiga, en el Cáucaso, Mesopotamia, Turquía, Israel y en semitas de África del norte (Argelia, Túnez, Egipto...). La expansión del Islam ha jugado un papel importante en la introducción de J1 en el Norte de África, y en menor medida en el sur de España y Portugal. Por otra parte es un legado del Imperio Romano la fuerte presencia en el sur de Italia de gente procedente de Grecia, Anatolia (actual Turquía) y del norte de África.
En muy característico entre los bereberes del Norte de África occidental. En algunas partes de Marruecos alcanza picos del 80% de población. Este haplogrupo también representación en la Península Ibérica (principalmente la parte occidental), Italia y Francia.
¿Cómo es la composición genética de los españoles?
España está genéticamente muy relacionada con el resto de los pueblos de la Europa más occidental (Irlanda, Gales, Bretaña francesa y Portugal) mucho más que con ningún otro pueblo. Los análisis genéticos apuntan a una fuerte ascendencia paleolítica entre la población de la Península Ibérica. El haplogrupo R1b del cromosoma Y alcanza frecuencias del 60% en la mayor parte de la Península Ibérica, llegando a alcanzar hasta el 90% en el País Vasco y Navarra. Esto muestra un vínculo ancestral entre la Península Ibérica y el resto de Europa Occidental, y en particular con la Europa Atlántica, con la que comparte altas frecuencias de estos haplogrupos. Irlanda, Gales, Francia y la región norte de Portugal son los lugares más similares genéticamente a España. El español es un pueblo muy homogéneo desde el punto de vista genético (mucho más que el italiano, por ejemplo) y más relacionado genéticamente con otros pueblos atlánticos como portugueses, franceses, irlandeses y escoceses que con pueblos mediterráneos.
Incluso hay quien sugiere que las poblaciones primigenias del norte de la Península Ibérica y el sur de Francia colonizaron el resto de Europa Occidental al final de las últimas glaciaciones. Un estudio elaborado por la Universidad de Oxford, sugiere que parte de la población británica desciende directamente de un grupo de pescadores ibéricos que viajó por mar hasta las Islas Británicas hace aproximadamente 6.000 años. El equipo de investigadores liderado por el profesor Sykes llegó a esta inesperada conclusión mediante el análisis de material genético de habitantes de la costa cantábrica española y comprobaron que el ADN de ambos grupos era prácticamente idéntico, especialmente en la costa occidental de las islas. Esta oleada migratoria se convirtiría en la base de la población británica y la huella genética más común en los británicos llevaría por tanto la marca de aquellos pobladores (haplogrupo R1b), a continuación, las invasiones escandinavas matizaron la composición genética de la región oriental del Gran Bretaña, y en mucha menor medida la de los habitantes de Gales o Irlanda.
Lo que la ciencia nos demuestra y deja claro es que la composición genética de los antiguos pobladores de la Península Ibérica era muy similar a la que se encuentra en la moderna España, lo que sugiere una fuerte continuidad genética a largo plazo desde la época prerromana. Por España pasaron muchos pueblos, pero muchos dejaron poca o ninguna huella genética, parece ser el caso de árabes y cartagineses/fenicios o romanos. Los que realmente nos dejaron huella fueron los antiguos Celtas e Iberos. Los íberos formaban parte de los habitantes originales de Europa occidental y eran similares a las poblaciones celtas del primer milenio antes de Cristo de Irlanda, Gran Bretaña y Francia. Posteriormente, los celtas cruzaron los Pirineos en dos grandes migraciones: en el IX y el VII siglo a. C. Los celtas se establecieron en su mayor parte al norte del río Duero y el río Ebro, donde se mezclaron con los íberos para conformar el grupo llamado celtíbero.
El haplogrupo predominante en el 70% de los españoles es el R1b, conservamos así el linaje de los primeros pobladores del continente además de una importante herencia celtíbera. Ni los fenicios/cartagineses, ni los griegos, ni los godos, ni los romanos, ni los árabes modificaron sustancialmente la composición genética de esa población primigenia, la aportación de estos pueblos fue mucho más fuerte a nivel cultural que a nivel genético. Eso se debe a muchas razones diversas, entre otras, que estas poblaciones invasoras nunca fueron relevantes numéricamente respecto del resto de la población, algunas de ellas (griegos y fenicios) se dedicaban a construir colonias costeras para el comercio, no a invadir a los nativos. Por otra parte el Estrecho de Gibraltar nunca fue cruzado por una migración importante desde Norafrica a Europa o desde Europa a Norafrica. Eventos demográficos incluyendo el Neolítico, contactos mediterráneos (desde el segundo milenio A.C al periodo romano), y las expansiones islámicas parecen haber tenido poco impacto genético sobre los intercambios norte-sur.
Si nos centramos en el impacto genético de los ocho siglos de al-Ándalus en la genética de la población actual observamos como hay una determinada relación genética entre la Península Ibérica y el Norte de África, pero no necesariamente debemos atribuirla exclusivamente a este período histórico, aunque posiblemente ha tenido su influencia. En concreto la mayoría de estudios estiman en torno a un 10% de la población actual tiene características genéticas propias de los habitantes del norte de África, porcentaje muy similar al encontrado en el norte de Italia o en Francia. Por contra en otros lugares de Europa esa aportación genética resulta bastante más notoria, son los casos de Grecia, Serbia, Albania o el sur de Italia (cerca del 25%). En la misma Península Ibérica, el haplogrupo E tiene en Portugal, principalmente en la zona sur mayor peso en el global de la población que en España.
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